jueves, 30 de septiembre de 2010

Lucian Blaga (1895-1961) Tristeza Metafísica y siete poemas


Lucian Blaga; Poeta, dramaturgo y filósofo rumano, considerado uno de los grandes poetas rumanos del siglo XX y fiel representante del expresionismo. Nacido en una familia de tradición eclesiástica, Lucian fue un destacado alumno en la escuela alemana de Sebes, ciudad cercana a su pueblo. En esa ciudad conoce la vida de los campesinos y su medio ambiente, dejando una huella que luego la refleja en toda su obra.

TRISTEZA METAFÍSICA

En los puertos abiertos hacia los secretos
de las grandes aguas,
he cantado con los pescadores,
altas sombras en la orilla,
soñando en buques cargados
por el milagro ajeno.
Al lado de los obreros ceñidos con mallas oxidadas,
he lazado puentes de acero
sobre el vuelo del pájaro puro,
sobre profundos bosques,
y cada puente se arqueaba
llevándonos consigo por tierras de leyenda.
He demorado mucho entre las rocas
al lado de los viejos santos,
como las curanderas del país,
y he esperado que se abriera
una ventana de salvación
entre los poderosos espacios del anochecer.
Con todos y con todo
me retorcí por los caminos, por las orillas,
entre máquinas y las iglesias.
Al lado de fuentes sin fondo,
abrí el ojo del conocimiento.
Recé con los obreros harapientos,
soñé con los pastores de las ovejas
y esperé en los barrancos con los santos.
Ahora me doblo en la luz
y lloro bajo los tardíos restos
de la estrella bajo la cual andamos.
Me alcé las heridas en los vientos
con toda la criatura
y guardé ¡ay, ningún milagro se cumple!
No se cumple, no se cumple jamás.

Y sin embargo, con palabras sencillas,
como las nuestras,
hicieron el mundo, los fantasmas, el día y el fuego.
Con pies como los nuestros
Jesús anduvo sobre las aguas.

EL VIEJO MONJE ME DICE DESDE EL UMBRAL

Joven, tú que vas por la hierba de mi convento,
¿queda mucho aún para que se ponga el sol?
Quiero entregar mi alma
junto con las serpientes aplastadas en las madrugadas
por los palos de los pastores.
¿No me contorsioné yo también como ellas
en el polvo?
¿No me retorcí yo también como ellas bajo el sol?
Mi vida ha sido todo lo que quieras,
alguna vez fiera,
otra vez flor,
otra vez campana que riñe con el cielo.

Hoy me callo y el hueco de la tumba
suena en mis oídos como una campana de arcilla.
Espero en el umbral la frescura del fin.
¿Queda mucho aún? Ven, joven,
toma tierra en las manos
y pónmela encima como agua y vino.
Bautízame con tierra.

La sombra del mundo pasa sobre mi alma.

PARA LOS LECTORES

Allá está mi casa. Más allá es sol y el huerto con colmenas.
Vosotros pasáis por el camino, miráis por entre las rejas
y esperáis a que os hable. ¿Cómo empezar?
Creedme, creedme,
se podría hablar sobre cualquier cosa cuanto se quisiera:
sobre el destino y sobre la serpiente del bien,
sobre los arcángeles que surcan con su arado
los jardines del hombre,
sobre el cielo hacia el cual crecemos,
sobre el odio y la caída, sobre tristezas y crucificaciones
y más que nada sobre el gran correr.
Pero las palabras son las lágrimas
de los que quisieron llorar y no pudieron.
son tan amargas todas las palabras,
por esto, dejadme
pasear mudo entre vosotros,
salir a la calle con los ojos cerrados.

ORILLA DEL MAR

Viñas rojas,
viñas verdes ahogan las casas bajo salvajes tallos
poderosos, como pólipos
que apretasen en sus brazos una víctima.
El sol saliendo limpia de sangre en el mar
las lanzas con que mató rápido a la noche
como una fiera.
Yo
me quedo en la orilla -mi alma está lejos de su
casa.
Se ha perdido por un sendero sin fin y no encuentra
el camino para volver.

AUTORRETRATO

Lucian Blaga está mudo como un cisne.
En su país
la nieve del cuerpo ocupa el sitio de la palabra.
Su alma está buscando,
en muda, secular búsqueda,
la de siempre,
hasta los últimos confines.

Está buscando el agua que se traga el arco iris.
Está buscando el agua
en la cual el arco iris se traga su hermosura
y su inexistencia.

LA ESTALACTITA

El silencio es mi sabiduría
y como permanezco inmóvil y sereno,
tal un asceta de piedra,
me parece
que soy un estalactita dentro de una cueva inmensa
con el cielo por bóveda.
Lentas,
lentas,
lentas gotas de luz,
gotas de paz, caen incontenibles
del cielo
y se hacen de piedra dentro de mí.

QUIROMANCIA

A los cuarenta años, esperando aún,
andarás como hoy entre estrellas tristes y hierbas.
A los cuarenta años, ahogándote la palabra,
te perderás dentro de ti –buscando.
A lo largo de los años, un viento
te perseguirá bajo el cielo,
comerás miel negra y callarás doblado.
A los cuarenta como a una orilla llegarás,
donde siempre
esperarás que venga a ti la otra ribera,
eterno saqueo deseándote para los pájaros
del otro horizonte.
Por setenta y siete callejuelas
andarás descalzo y sin cubrirte la cabeza:
¿qué semilla no fue en desierto echada?,
¿qué luz no fue en vano cantada?

SILENCIO

Tanto silencio me rodea que me parece oír
el choque de los rayos de la luna en la ventana.

Una voz ajena despierta dentro de mi alma
y una canción canta
un ansia que no es mía.

Se dice que los antepasados muertos antes del tiempo
con la sangre aún joven en las venas,
con grandes deseos en la sangre,
con mucho sol en los deseos,
vuelven,
vuelven para vivir todavía un poco más
dentro de nosotros
la vida que dejaron de vivir.

Tanta quietud me rodea que me parece oír
el choque de los rayos de la luna en la ventana.

Ay, quién sabrá, alma mía, dentro de qué pecho
cantarás tú más allá de los siglos,
en las dulces cuerdas del silencio
en arpas de tiniebla, tus ahogados anhelos
y tu vencida alegría de la vida.
¿Quién lo sabrá, quién?

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