martes, 17 de enero de 2012

Karen Valladares; Poesía Joven de Honduras





Karen Valladares: (Honduras, Tegucigalpa, 1984). Poeta, escritora, gestora cultural, co-directora de la revista de literatura METAFORA.



Obras publicadas: Ciudad Inversa (poesía). Su trabajo ha aparecido en las siguientes antologías:

Sociedad Anónima, Honduras, 2007; Nueva poesía contemporánea de América Latina 2010, Argentina, editorial Miselena Caserola,(2009); Poesía joven Iberoamericana, 2010, editorial cartonera, Cascada de palabras; Canto de sirena, Colección femenina iberoamericana 2010, editorial cascada de palabras, México 2010. Además, algunos trabajos suyos han aparecido en la Revista de Poesía de la UNAM. Ha participado en el 1er. Encuentro Centroamericano de escritores, Honduras, 2004; III encuentro internacional de poesìa, "EL PACIFICO ESCRIBE", Acapulco, Guerrero, México, 2010; 1er. encuentro internacional de poesía joven Vásquez de Coronado, Costa Rica, 2010.



Visita a la tierra baldía
Dulce Támesis, discurre en calma, hasta que termine mi canción.
T.S.Eliot
Me niego a la mala poesía,
a lo cursi,
a lo sublime,
a la voraz precocidad del sexo,
a lo que no trasciende.
Me niego al bullicio del mar,
a la luna no vista en mi cielo,
a las estrellas de mar que no tengo,
a las voces que hay en mis oídos,
al llanto de Pizarnick,
a la locura de Panero,
a las Flores del mal de Baudelaire,
al vanguardismo llorón de Neruda.
Prefiero el balazo en Roque Dalton,
o hasta una canción de Silvio cantada por Café Tacuba.
Lo tradicional aburre.
Aburren los mismos callejones,
los sonidos.
Si fuese posible desaparecerlo todo.
¿Qué me queda entonces?
Yo asumo la idea de visitar la tierra baldía de Eliot
y me dedico a perfeccionar mi muerte.
No al estilo Plath o Storni.
Me niego a lanzarme al mar con dos piedras en las manos,
a ser la loca del muelle.
Me niego a todo
a todo.
A mí misma, por supuesto.



“Hablaré de mi infancia,
Hablaré de las pequeñas crueldades de la infancia”
Anne Sexton

Hablaré de mi infancia,
de mis vestidos cuadriculados,
de mis muñecas polvosas,
de mi casa de madera.
Y diré que soy la segunda hija,
 y diré que soy la única mujer,
la que siempre jugó sola,
con todos los fantasmas de la casa,
la temerosa.

Hablaré de mi infancia
de todas las enfermedades que me rodeaban,
del viento que congelaba la ventana desplomada,
de todas las veces que mis padres llegaban del trabajo a media noche;
de las voces que venian del patio trasero,
de los fantasmas que me hablaban desde el armario,
desde el libro añejado que jamás intenté leer
y que no recuerdo su titulo.
Desde el vidrio empañado del espejo;
otra vez el espejo empañado.

Hablaré de mi infancia
sin temor a regresar a ella
a volver a vivirla,
 a volver a caminar,
con las rodillas empolvadas,
con el pelo largo hasta la cintura,
con la fría timidez en mis ojos,
con el silencio revalzandose en mi boca,
con la soledad en mi cuarto,
con la soledad en todas las paredes de mi casa,
con la soledad ,
siempre la soledad
callandome la voz inocente
que guarde toda  en mi infancia
Tan cruel todo

Tan cruel la vida,
el amor,
la distancia,
el silencio,
el vacio de mis ojos y los tuyos,
el frio de mi espalda,
la ausencia de tu cuerpo,
la tibieza de mis pies,
mi cama vacía,
mis manos esperando.

Tan cruel entonces la espera
el reloj en marcha,
el tiempo;
el maldito tiempo que no marchita
que no se consume,
que no se ahoga,
que no se mata de una sola vez
el maldito tiempo
que no cabe en el puño de mis manos
en una mirada arisca
en un murmullo apenas.
Tan cruel el mundo
la vida
el tiempo
el amor
siempre el amor
ese fruto que se pudre aveces en nuestra boca
eso, es lo más cruel
lo más lejano, a veces
lo más impío
lo más inmortal.
Lo màs terrible que le puede pasar a un ser humano.

Loca


Me he vuelto loca
Me considero Pavlot
Llena de perros por todos lados.
Cuidándolos mansamente como si en verdad fueran mis hijos.
A cada uno les he dado un nombre y un apellido.
Quizá hasta una historia.

Me he vuelto loca.
Me considero la mujer de todos los hombres
Porque todos los hombres quieren amarme
Soy los angeles de Pizarnik
Y me desespero cada vez que pierdo los hilos de Ariadna
Para llegar al hombre amado.

Si me he vuelto loca
creo en el suicidio
y pienso eternamente en Virginia y en Plath
y en Storni, y pienso que junto a ellas yo debería de estar en el otro mundo;
tomando el te a las 3 de la tarde y hablando cualquier cosa menos de poesía
en cualquier terraza polvosa de esta ciudad maloliente y nauseabunda

Me he vuelto loca
y me arranco los pelos
los ojos
la mirada
el vestido o el bluejeans
los zapatos  de charol
las uñas mugrientas
y la boca torcida.
asi de loca he quedado.
Ni Freud me ayudara con sus teorías
mi locura es eterna
infinita
ciega
y un poco romantica algunas veces.

Me he vuelto loca
me invento un nombre todos los días
porque todos los días creo que soy una mujer diferente.
Si, soy la loca de la casa; lo admito
y nadie mejor que yo saborea la locura en todos sus ángulos.

Amanezco
Amanezco, y no precisamente en la mañana.
Abro los ojos, y caminan lento buscando quién sabe qué cosa.
Aquí las horas tempranas envuelven por completo la casa.
Sigue latiendo algo dentro de mí,
y mi cuerpo tendido en la cama,
pensando en todo;
pensando con los ojos abiertos,
con las manos abiertas,
con el corazón abierto como flor,
con las palabras abiertas, pero mudas.
Con los pájaros nocturnos yéndose a su nido
y no a mi techo
y no a mis árboles
y no a mi patio trasero
y no a colgarse a los balcones
y cantar cualquier cosa que se les ocurra.

Amanezco y no precisamente en la mañana.
No precisamente en la tarde;
no precisamente en la madrugada.
Aquí el tiempo se diseca,
se vuelve otro,
se reinventa,
renace,
huye,
y vuelve cada vez que quiere.

Amanezco,
y no precisamente en las jornadas correctas del tiempo.